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La aplicación de tratamientos para la protección de cultivos mediante la pulverización

El control de las plagas de los cultivo, solo puede hacerse de manera rentable con el empleo de productos fitosanitarios, pero esto debe conseguirse de manera compatible con el ambiente, dentro de lo que se conoce como lucha integrada.

La mayoría de las veces se da mucha importancia a la materia activa utilizada y muy poca a la técnica de aplicación. La consecuencia es la pérdida de  la eficacia cuando no el fracaso del tratamiento, con sobredosificaciones y subdosificaciones que ponen en peligro el propio concepto de lucha integrada y que ocasionan pérdidas de rentabilidad en los cultivos,  la vez que producen un mayor impacto sobre el ambiente, pudiendo dañar la salud de las personas que realizan la aplicación o que se encuentran en las proximidades de a zona tratada, y aumentar el nivel de residuos en los productos que llegan al mercado.

Cualquier técnica recomendada para una determinada aplicación debe conseguir, a partir de una materia activa capaz de controlar la plaga y utilizando una dosis mínima, distribuir el fitosanitario de manera que se logre la máxima eficacia, en un intervalo de tiempo que minimice económicamente los daños que la plaga pueda producir, pero sin efectos negativos sobre los demás componentes del agrosistema ni sobre los individuos que lo habitan.

Esto significa, en diferentes circunstancias, una distribución en la que se mantenga un reparto uniforme en la zona de tratamiento, cubriendo suficientemente toda la superficie con la materia activa más apropiada para la plaga considerada.

Además, se deberá evitar cualquier sobredosificación, incluso fuera de los límites de la parcela y las pérdidas por deriva que pueden aparecer como consecuencia del viento y de la evaporación del diluyente.

TERMINOLOGÍA Y CRITERIOS PARA CLASIFICAR LOS QUIPOS DE APLICACIÓN DE FITOSANITARIOS POR PULVERIZACIÓN

La mayoría de los productos que se recomiendan para el control de las plagas y enfermedades que aparecen en los cultivos se han creado y formulado para poderlos aplicar por vía liquida, mediante Lo que se conoce como pulverización, después de diluidos en cierta cantidad de agua (o en aceite), de manera que la distribución pueda hacerse con suficiente uniformidad.

La pulverización se consigue al romper en gotas el líquido, bien cuando llega  la atmósfera a través de una boquilla forzado por la presión  a la que se somete en las conducciones (pulverización hidráulica), bien se coloca sobre una corriente de aire de alta velocidad (pulverización neumática), bien por la fuerzas de reacción generadas por un elemento en rotación (pulverización centrifuga).

En otras ocasiones  se pueden utilizar calor asociado a una corriente de gases que evapora el producto, el cual se condesa posteriormente al llegar a la atmósfera más fría y húmeda, o bien un campo magnético asociado a un orificio capilar que da lugar a gotas muy finas cargadas eléctricamente.

Uniendo el proceso de formación de la gota a la técnica utilizada para transportarla hasta el objetivo (energía cinética de la propia gota, corriente de aire natural o generada por un ventilador, o el propio campo magnético que sirvió para producirla) se puede establecer una clasificación racional de los equipos de pulverización, sobre la base del siguiente esquema general: 

 

Formación de la gota

Transporte de la gota

Denominación

Presión de líquido

Energía cinética

Corriente de aire

Pulverizador hidráulico

Pulverizador hidroneumático

Corriente de aire

Corriente de aire

Pulverizador neumático

Fuerza centrífuga

Viento atmosférico

Corriente de aire

Pulverizador centrifuga

Gases de escape

Condensación

Termonebulización

Campo electromagnético

Campo electromagnético

Pulverizador electrodinámico

 

Los pulverizadores hidráulicos

En estos equipos, tradicionalmente conocidos por “pulverizadores” o “pulverizadores de barras”, la pulverización se realiza por presión del líquido, impulsado por una bomba normalmente accionada mecánicamente o con esfuerzo manual. El peso del líquido a través de la boquilla de pulverización produce gotas de diámetro diferente según la presión de trabajo y el tipo de boquilla que se quiera utilizar; a esto deben su versatilidad. Se ajustan a todo tipo de tratamiento y son, sin duda y con diferencia, los más numerosos, tanto en lo que representa a los accionados mecánicamente como para su manejo manual.

Su característica fundamental es la uniformidad en la distribución de las gotas sobre la superficie que se quiera tratar. Los nuevos sistemas de regulación con aporte de caudal proporcional al avance para los equipos motorizados, permiten, con boquillas adecuadas, reducir el volumen de aplicación a menos de 150 litros/ha. Utilizando sencillos reguladores de presión permiten aplicaciones aceptables en equipos de accionamiento manual.

Como las gotas se transportan por la propia energía que reciben cuando se forman en la boquilla, las limitaciones de empleo aparecen cuando se tiene que penetrar una gran masa vegetal.

El empleo de boquillas cónicas mejora la penetrado pero no alcanza los nivele que se pueden conseguir utilizando el auxilio de una corriente de aire.

En equipos motorizados, unas barras portaboquillas suficientemente estabilizadas para limitar las sacudidas, dan una garantía de que las gotas que producen las boquillas alcancen el campo de uniformidad.

Son, sin duda, las máquinas más adecuadas para la aplicación de herbicidas, así como para los tratamientos sobre cultivos herbáceos o leñosos con poco desarrollo foliar.

Los pulverizadores hidroneumáticos

En este grupo se encuentran los también conocidos como atomizadores (gota fina como la de una llovizna), que producen gotas por presión de líquido, utilizando un circuito con bomba y conducciones análogo al de los pulverizadores hidráulicos.

 Para el transporte de gotas hasta el vegetal se utiliza una corriente de aire que produce un ventilador de flujo axial (gran caudal de aire a baja velocidad), que aumenta la penetración en plantaciones con gran densidad foliar.

La uniformidad de distribución resulta perjudicada con el sistema de trasporte por aire, pero las gotas alcanzan con facilidad interior de la masa vegetal. Son los más utilizados en plantaciones frutales y precisan volúmenes más o menos elevados en función del desarrollo de la plantación, o mejor, de lo que se conoce como "índice de área foliar”.

Los pulverizadores neumáticos

También conocidos como nebulizadores, son capaces de producir gota muy fina, similar a la de la niebla, al entrar en contacto el líquido con una corriente de aire de alta velocidad, que se encarga asimismo de transportar las gotas hasta el vegetal.

El circuito de líquido es diferente del de los grupos anteriores, pudiendo el propio peso del líquido (salida por gravedad) o una pequeña bomba de muy baja presión, encargarse de hacer llegar el líquido hasta la boquilla.

El aire a gran velocidad, pero en cantidad reducida, lo produce un ventilador de flujo radial, que consume elevada potencia. La energía para el accionamiento del ventilador la proporciona un motor térmico que puede incorporarse al propio equipo, lo que hace posible su manejo manual, aunque esto signifique un gran esfuerzo para la persona que lo lleva. El campo de aplicación de estas máquinas es el tratamiento localizado en zonas de difícil penetración (por ejemplo el racimo de vid) o en aplicaciones de largo alcance en zonas tránsito limitado, siempre con volúmenes de caldo reducidos del orden de 50 a 200L/ ha.

Los pulverizadores centrífugos

En ellos la pulverización se produce utilizando la fuerza centrífuga generada por uno o varios discos, tambores o cepillos que giran a alta velocidad. Las características de algunos de los elementos giratorios hacen posible la alimentación de los motores que las accionas con la energía eléctrica procedente de un conjunto de baterías de poco peso que se incorporan al propio equipo.

Las gotas producidas resultan de un tamaño extraordinariamente uniforme, adecuadas para los tratamientos en "bajo" (LV o BV) y "ultra bajo" (ULV o UBV) volumen (1 a 50L/ha), también conocidos como de Población de Gota Controlada (PGC o CDA). Con la utilización de gota muy fina se logra una buena cobertura con bajos volúmenes de caldo, aunque siempre existe mayor dificultad para controlar y dirigir este tipo de gotas pequeñas en condiciones atmosféricas no del todo favorables

 Este método de trabajo, que tuvo su origen en la "Aviación Agrícola" y en equipos manuales, para zonas con dificultades para el aprovisionamiento de agua, se ha ampliado al campo de los equipos terrestres motorizados, a medida que se han desarrollado los productos químicos adecuados para esta forma de aplicación.

Los pulverizadores termoneumáticos  

Pueden considerarse como una variante de los pulverizadores neumáticos, ya que utilizan una corriente de aire de alta velocidad (15 a 20 m/s), que es generada por el escape de un motor térmico, por lo que, además, el aire que realiza la pulverización a alta temperatura aporta una cantidad de calor que hace que se vaporice el producto líquido que alcanza la salida. 

El líquido evaporado en el escape se condensa de nuevo a la salida, al ponerse en contacto con el aire atmosférico, produciéndose una nube de gotas muy finas, por lo que se denomina pulverización por condensación.

Esta técnica, por las características de la gota producida, solo puede utilizarse en recintos cerrados como almacenes e invernaderos, o bien para formar nubes ascendentes en condiciones climáticas de elevada humedad ambiental.

Los pulverizadores electrodinámicos

Utilizan para la pulverización el campo magnético generado por dos electrodos con elevada diferencia de tensión (20 - 25 kV) que obliga al producto a atravesar un tubo capilar  para llegar hasta la atmósfera en forma de gotas muy finas que continúan siendo dirigidas  en la atmósfera por las líneas del campo magnético que se establecen entre el cuerpo del equipo y la planta que recibe la pulverización.

Los productos que pueden pulverizarse según esta técnica requieren unas características difíciles de conseguir, por lo que, por el momento, su utilización se ha limitado a algunos piretroides de síntesis especialmente desarrollados para el control de las plagas en el algodón.

Las gotas formadas se mueven a alta velocidad en el campo magnético, por lo cual su deriva es mínima, pudiéndose realizar aplicaciones en volúmenes inferiores a 1L/ha.

En otras ocasiones se han desarrollado equipos que proceden la carga eléctrica de las gotas una vez formada por un procedimiento convencional (pulverización hidráulica, neumónica y centrifuga). Por el momento no se ha establecido un grupo de clasificación específico para estos conjuntos de equipos y se consideran en el correspondiente a la técnica de pulverización que utilizan.

Otros sistemas de aplicación

Hay otras alternativas, aunque con un grado de implantación menor. Así, están los humectadores, que distribuyen productos en forma líquida sin provocar su pulverización. Han sido desarrollados especialmente para la aplicación de herbicidas no selectivos en postemergencia, y realizan la impregnación de las plantas no deseadas mediante cepillos o elementos similares, de manera que sirven para aplicar formulaciones líquidas sin que sea necesaria su pulverización.

Por otra parte, los espolvoreadores utilizan la corriente de aire generada por un ventilador para impulsar a la atmósfera un producto fitosanitario en forma pulverulenta, que se dirige a determinadas zonas del cultivo, o sirven para formar nubes que se mantienen en la zona de tratamiento en condiciones atmosféricas favorables. Han perdido importancia en los últimos tiempos por las mejoras de todo tipo aparecidas en el campo de la pulverización, aunque siguen teniendo interés para combatir algunas plagas forestales y en aplicaciones especializadas sobre cultivos como el viñedo.

Los aplicadores de microgranulados sirven para distribuir fitosanitarios formados por partículas sólidas con tamaños comprendidos entre los 150 y 600 µm obtenidos por impregnación o rebozado de gránulo de materia inerte que absorbe la materia activa. Normalmente se incorporan al suelo durante la siembra, para proteger a la semilla, o de manera independiente, en toda la superficie o en bandas. Una particularidad de estos equipos es la presión del sistema dosificador sin que produzca rotura del gránulo.

En consecuencia, la oferta de equipos mecánicos para aplicación de fitosanitarias es abundante y diversificada, de manera que se puede elegir la más apropiada a cada situación particular, como también sucede con los propios productos fitosanitarios.

Sin embargo, no es necesario disponer de un parque de máquinas muy abundante para controlar las plagas de los cultivos en una determinada situación. La mayoría de las veces los equipos se adoptan mediante regulación a las diferentes circunstancias, pero esto exige una adecuada capacitación profesional del operador y del técnico que lo asesora.

 

¡La próxima semana os contaremos más sobre la aplicación de tratamientos para la protección de cultivos mediante la pulverización! 

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